Las Dos Caras de la Moneda

Mi mejor amiga no es freeky. O al menos, no solía serlo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte ha acabado convirtiéndose poco a poco en una. No en una genérica, sino en una especializada y concentrada. Va ampliando su repertorio freeky muy poco a poco, y por épocas. Primero tuvo una época de Harry Potter, luego añadió Crepúsculo. Y ahora esta con Doctor Who que da miedo verla. Algo de lo mas curioso...

El caso es que esa afición suya facilitó que yo acabara leyéndome el primer libro de Crepúsculo, ya que estaba encantada con la serie, y me estuvo picando la curiosidad. Y aunque me supo mal, no logre compartir con ella esa afición. Leerme el primer libro me costo bastante, y el final del libro me provoco un soberano cabreo.

Para los pocos que no saben de que va el tema, se trata de una historia de amor adolescente entre una chica de 14 años, creo recordar, y un vampiro adolescente que vive junto a su familia vampiro entre los humanos, ocultos a plena vista. Todo el libro gira en torno a ese descubrimiento del primer amor, el sufrimiento excesivo en esos primeros momentos. Hacia el final aparecen unos vampiros nuevos, y se quieren merendar a la prota, pero en el ultimo momento su novio vampiro logra salvarla.

Lo que me cabreo fue que tras 300 paginas de amoríos, parecía que la cosa se ponía emocionante y que por fin pasaría algo con sustancia, una pelea entre el vampiro enamorado y el vampiro con apetito. Pero en lugar de eso, cuando llegas al momento cumbre lo que te encuentras es que la protagonista se desmaya, y como es ella la que lleva el hilo conductor, te pierdes toda la pelea. Lo cual se soluciona con una frase cuando se despierta en el hospital.

Eso, señores, es lo que llamo una guarrada. Ir creando poco a poco un clímax, una escalada inevitable hacia un enfrentamiento entre dos poderosos vampiros y solucionarlo de manera tan peregrina y cortabolsas. No es de recibo.

A pesar de ese mal sabor de boca, decidí ver la película, y allí descubrí que la historia en realidad estaba bastante interesante, y por fin pude ver una pelea en condiciones en el clímax de la película. ¿Alguien se imagina que hubieran hecho lo mismo que en el libro? ¿En la película? Ni de coña.

Esta noche, tras descubrir la en parte aterradora afición a Doctor Who por parte de mi amiga, he acabado pensando en Crepúsculo, en la novela y en la película, y me he dado cuenta de que tanto por temática como por relación novela/película, me recordaba a otra obra que es diametralmente opuesta, aunque también hablen de vampiros.

Básicamente, de pronto me di cuenta que Crepúsculo es el reverso de Entrevista con el Vampiro.

Crepúsculo adolece de algo muy gordo. La escritora no sabe escribir. O mejor dicho, no sabe narrar. No tiene arte ninguno. Todo el lenguaje es llano y directo. Con la excusa de que los protagonistas son adolescentes nos presenta un relato muy mal redactado.

Anne Rice por el contrario es un estilo totalmente contrario. A ella le van las largas descripciones, el lenguaje mas culto, mas cultivado. Mucho adjetivo sinónimo, muchísima descripción. Algo totalmente opuesto a Crepúsculo.

Pero ambas tienen algo en común mas allá de los vampiros. La trama, una vez dejas de lado los defectos de ambas en la narración, resulta interesante. Entrevista con el vampiro era una historia de vampiros de las que marcan época, creando clichés, explotándolos y recuperando la figura del vampiro romántico. Una trama que una vez resumida en una película resulta de lo mas interesante. Cuando vi la película, tenia la esperanza de que funcionara lo bastante bien como para que hicieran la segunda parte. Por desgracia la continuación que fue La Reina de los Condenados llego muy tarde, y mi interés ya había bajado mucho.

Crepúsculo en cambio logra con la película subsanar las omisiones del libro, y presentar la acción mejor integrada con la historia, contándonos aquello que en el libro apenas se sugiere, y haciendo la historia de amor mas rápida y entretenida.

Dos historias de vampiros fallidas en cierto modo, una por exceso, otra por defecto. Las dos caras de la misma moneda...

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