El Trono del Rey


La primera lección que uno aprende es a mirar hacia abajo.
Es una simple cuestión de supervivencia. Si no eres capaz de mirar abajo y aun así seguir adelante y hacer lo que haga falta, no tiene sentido aprender la segunda lección. Tienes que mirar a la muerte y que no te afecte.

Uno no se presenta voluntario sino que es elegido. Puede que te hayan estado vigilando, o que hagas algo que les llame la atención. O alguno de sus informadores les de el chivatazo. Quizás simplemente estés en el lugar adecuado en el momento justo. Pero cuando llega el momento, la primera lección siempre es la misma.

Uno de los Ancianos te pide que le acompañes, y te lleva por lugares que nunca habías visto. Hendiduras en los muros, escaleras ocultas, pasarelas oxidadas y abandonadas. Hay todo un entramado que une el suelo con el cielo de la ciudad. Y muchas maneras de llegar a sitios a los que no deberíamos llegar.

Y en esa primera lección, tras muchas horas dando caminando por lugares escondidos, dando en apariencia mil vueltas antes de llegar a tu destino, te llevan a la torre más alta de la ciudad.

El Trono del Rey.

No me preguntes como lo hacen. Solo los Ancianos saben el camino, y estoy bastante seguro de que las muchas vueltas que das para llegar al lugar solo son una distracción, una manera de evitar que nadie mas tenga acceso. No todo el mundo supera la primera lección, a pesar de ser digno, y no todos son dignos, a pesar de superarla. Por ello el camino siempre es un secreto, y solo cuando uno se convierte en Anciano aprende el autentico camino.

La ascensión se hace eterna. Las escaleras y caminos que recorres llevan muchos años abandonados, y están totalmente a oscuras. El Anciano que te acompaña siempre lleva consigo una luz de brida, pero la mantiene apagada en la medida de lo posible. Son artefactos caros, y complicados de recargar, por lo que no suele merecer la pena gastarla en exceso. Así que debes aprender a avanzar en tinieblas, al menos hasta que llegas a la cima.

No sueles darte cuenta hasta que ya casi estas allí. Giras una esquina y de pronto una luz invade el corredor, y te ciega momentáneamente. Apenas puedes distinguir la silueta del Anciano delante de ti, avanzando rápidamente, extendiendo sus brazos, acogiendo el calor del sol y respirando profundamente.

Avanzas hacia el, tapándote los ojos hasta que se vuelven a aclimatar a la luz, y sales al exterior. El cansancio te atosiga y te pide que descanses, que te tumbes allí mismo y duermas. Pero el impulso desaparece cuando te das cuenta finalmente de donde estas.

La fisura por la que has salido al exterior esta excavada en lo que parece una gigantesca aguja de roca que asciende al cielo. La salida casi parece accidental, pero en realidad te encuentras en lo que parece una especie de terraza, una pasarela que rodea la gigantesca aguja. Y cuando te acercas al borde, a solo unos metros, te quedas sin respiración, el aire abandonando tus pulmones súbitamente.

A tus pies esta la ciudad, Espolón  como muy poca gente puede verla. Desde allí puedes distinguir el caótico entramado de las calles, que no parecen seguir un patrón pre-establecido, sino haber crecido de manera gradual y caótica. Pronto comienzas a distinguir algunos de los puntos de referencia básicos a la hora de recorrer las calles. La Universidad Arcana, con sus torres enroscadas y los arcos irregulares que la rodean. El Puerto Alto, a lo lejos, dando a la Hondonada Norte, con el tráfico continúo saliendo y entrando en los Ascensores. La vieja Casa de la Guardia, en otro tiempo de aspecto solemne, pero ahora medio derruida tras el ataque de los Golems de piedra de hace unas semanas.

Y las ocho Torres Dragón, repartidas por diversos puntos de la ciudad, extrañas construcciones de forma curvada que se mantienen en pie gracias a magia más antigua que la propia ciudad. Y es entonces cuando te das cuentas de donde estas. Porque las Torres Dragón son increíblemente altas. Y tu estas mas arriba todavía. Y solo hay un sitio en toda la ciudad que sea mas alto. Solo el Trono del Rey.

En ese momento el Anciano se acerca a ti sigilosamente, y cuando le miras, cuando lee en tus ojos la comprensión de donde estas, entonces es cuando sabe que has superado la Primera Lección.

Lo sabe porque estas sonriendo.

Estos días estoy dedicándolos a escribir un relato corto para presentarlo a una antología de fantasía. Para ello he recuperado algunas ideas que tenia como parte de una ambientación de una campaña de rol, recuperando un concepto que desarrolle para una historia que nunca llegamos a jugar. (Más info en la Guía del Freeky Galáctico)

La verdad es que hace tiempo que no escribo nada que sea excesivamente largo, y había dejado la ficción bastante abandonada en estos últimos años. Desde navidades estoy retomando el tema, escribiendo cosillas puntuales, algunas de las cuales he ido publicando aquí, pero todas ellas breves.

Esta historia esta siendo un desafió por varias razones. La primera y mas obvia es que la estoy escribiendo en ingles directamente, pues la antología a la que quier mandarla es en ingles. Y aunque estoy seguro de que estoy cometiendo fallos que no soy capaz de ver cuando estoy inmerso en la historia, la verdad es que me esta resultando muy ameno. Volviendo sobre mis palabras de vez en cuando me doy cuenta de algunos errores de expresión  y alguna colada de tiempos verbales, pero por norma general creo que tiene que ver mas con que escribo a altas horas y el sueño hace que no este tan atento como debería en ocasiones. Y aun asi, creo que no lo estoy llevando mal. 

De cualquier modo esto me lleva al segundo desafió  Tengo un limite mas o menos flexible de 7500 palabras, pero ya voy por las 4800 y aun no he llegado a la parte de acción real. Calculo que la historia se me va a quedar en las 9.000/10.000 palabras. De momento no me estoy estresando por ello, contando la historia como necesito contarla. Pero tengo claro que cuando acabe tendré que dar marcha atrás y revisarla y reescribirla. Y si he de ser sincero, no suelo hacerlo. Por lo general suelo escribir de un tirón  y revisar sobre la marcha, tratando de asegurarme que todo esta en orden antes de continuar, e incluso volviendo atrás y reescribiendo antes de proseguir. Pero nunca había tenido un limite impuesto, por lo que esta vez he decidido enfocarlo de otra manera. 

Estoy usando la plataforma de 750 Words para tratar de mantener un ritmo regular, y escribiendo alrededor de 760-100 palabras diarias, aunque al llegar al fin de semana me encontré con que había llegado a un punto muerto del que no sabia muy bien como salir. Así que en lugar de seguir con la historia escribi la Rabieta sobre Feedly, y al día siguiente este pequeño relato que os presento ahora.
Esta ambientado en Espolón  que es la ciudad en la que se desarrolla la historia del relato largo, aunque finalmente la haya nombrado Talon en ingles. La historia que presenta poco tiene que ver con lo que se narra en el otro, sino que se trata de una pequeña introducción a la ciudad, y forma parte de otra de las ideas que estuve barajando usar como base para el relato.

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